sábado, 29 de enero de 2011

Fez, Menkes, Volubilis

Subir las escaleras de un riad de la medina hasta llegar a la terraza, el sol poniéndose en el horizonte, contemplar los cientos de torres de las mezquitas llamando a la oración mientras que se insinúan los miles de estrechos callejones que forman un laberíntico entramado de calles. Esta es la visión de un atardecer en la ciudad imperial de Fez.
En Fez no destaca un monumento, es su medina medieval la que centra la atención del viajero, el cual debe olvidar su sentido de la orientación en la maleta puesto que no lo necesitará, se perderá irremediablemente. Callejuelas estrechas, sin sentido aparente, donde las formas geométricas sólo existen para decorar arcos árabes y pequeñas entradas de los múltiples riads que se concentran en el interior de la parte amurallada de la ciudad.
El punto de acceso principal es la puerta Bab Boujloud, un arco de entrada que sirve para recibir a los visitantes de la medina y una de las imágenes más extendidas de esta ciudad. A partir de aquí, puedes elegir, a tu derecha o izquierda, se abrirán las dos calles principales aunque no hace falta tener prioridad por ninguna de las dos puesto que tarde o temprano llegarás a ellas de forma voluntaria o no. Las pendientes de sus estrechas calles exigen un esfuerzo al visitante aunque también le sirven para refugiarse del caluroso sol del norte de África.
Fez es la capital religiosa del estado marroquí, las costumbres y tradiciones locales se mantienen y sus callejuelas albergan mezquitas y madrazas cada pocos metros. Durante la época del Ramadán, a última hora de la tarde, las calles quedan soltarías mostrando la rigidez con la que se sigue el ayuno durante el día y acudiendo a sus domicilios para alimentarse cuando el sol cae.
Es inevitable una visita a las curtidurías para poder observar cómo se trabaja el cuero todos los días, incluidos los viernes (día de descanso para los musulmanes). Cientos de muchachos, y no tan muchachos, se ofrecerán de guía para llevarte, tener paciencia es el principal consejo si no quieres “contratar” sus servicios pero si te sientes perdido o sin ganas de poner todos tus sentidos en la búsqueda de un acceso al zoco de los curtidores, por una propina te llevarán y seguro que te presentarán a un familiar que te hará una breve explicación antes de pasearte por los varios pisos de productos derivados del cuero de diferentes animales: vaca, cabra o camello, este último el más valorado. Tranquilidad amigo, la prisa mata, si estás interesado en algo, aplica todas tus artes negociadoras y a regatear aunque recuérdalo siempre, el vendedor siempre sale ganando.
La oficina de turismo de la ciudad ha confecionado rutas marcadas cada pocos metros, cada una señalada por un color que la representa. Los letreros con el color correspondiente y una fecha en la dirección a seguir, te permitirá avanzar por la ruta elegida. Elegir una de estas rutas, asegura cierta seguridad para llegar a un destino concreto. La de los artesanos tiene especial interés, guía a través de los diferentes zocos y pasa por la mezquita principal de Fez, reconocida por su torre de azulejos de color verde siendo este el color asignado para reconocer la ciudad respecto a otras de Marruecos.
Para “respirar” de guías y múltiples vendedores basta con acudir a las afueras de las murallas de las ciudad y dirigirse a las puertas del Palacio Real, otro de los símbolos que representan el protagonismo político y la religioso que ha tenido la ciudad a la largo de la historia.
Excursión a Meknes y Volubisis
Por su cercanía, Meknes y Volubilis permiten una sencilla excursión de un día. Meknes, o Mequínez, está comunicada con Fez por tren (aproximadamente uno cada hora). Al igual que Fez, destaca por su medina, aunque la cercanía a la antigua capital marroquí hace que los turistas a menudo descarten su visita. El mejor consejo es perderse y pasear por zocos sin rumbo aparente, de este modo se conocerá como transita la vida de los habitantes de una pequeña ciudad marroquí.
No muy lejos de Meknes se encuentra Volubilis, unas ruinas romanas que destacan por sus mosaicos. No hay transporte público, así que lo mejor es contratar un taxi, compartido o no, y aproximadamente en treinta minutos se llagará a la puerta de acceso. El mejor consejo es visitar el complejo a primera hora para evitar el calor de las horas centrales del día.

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